Los últimos estudios estiman que un 60% de la población mundial vivirán en entornos urbanos hasta el año 2030. Para hacer frente a este aumento, se están integrado las tecnologías más avanzadas en las ciudades inteligentes para conseguir una gestión eficiente y automatizada de los servicios mejorar la vida de sus residentes, la gobernanza más efectiva y el consumo de recursos más eficiente.  

No obstante, la integración de estas tecnologías y la interconectividad a través de la infraestructura física y virtual, que hace que una ciudad inteligente funcione, también crea riesgos nuevos y sustanciales de ciberseguridad. 

Para minimizar los riesgos y las vulnerabilidades, se requiere una inversión en supervisión y prevención de los sistemas instalados y existentes.  La seguridad debe ser una prioridad durante la fase de diseño y el plan de crecimiento de la ciudad tiene que estar sincronizado con la planificación de la ciberseguridad.  

• En 2021 habrán, de media, 1.3 billones de conexiones WAN en las ciudades inteligentes. 
• El coste global anual por el cibercrimen se estima que alcanzará los $10.5 trillones hasta 2025. 
• Las brechas de seguridad reducen el valor de compañías publicas un 8.6% de media. 

En el mundo de la interconectividad, la ciberseguridad tiene que ser una prioridad aún mayor.